Tus bellos ojos: manojo de llaves;
abren las puertas de ansiosas virtudes
llenan el paso con huellas de aludes
ante la gracia de todas tus naves.
Es tu mirada al paisaje, al entorno
la luz que doblega, ingente carisma.
A un lado mi cruz de viejo sofisma
ante el deseo...me grita el dintorno…
De que en mi sangre transite otra vida
que en los ayeres las rudas cadenas
forme un tumulto asimismo la herida.
Y cuando explote mi amor en tus venas
te diga mi voz boyante amatoria…
agarra mi mano... ¡Esto es la gloria…!
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