Estiro mi esperanza con los sueños
descuelgo suavemente los posibles.
Tus ojos en la noche son visibles
desciendo velozmente de mis leños.
Me aferro fuertemente a los ensueños
desbrocho tu vestido de imposibles.
De pronto tus caricias son tangibles
el mundo nos proclama como dueños.
Y bebo de tu boca apasionada
la fuente que coincide a mi deseo
en gritos de mi piel acicalada.
Corremos por los campos de pasiones
dejando en cada cima de rincones
secretos que guardamos en la nada.
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